jueves, 26 de noviembre de 2009

CoMo EnSeÑaR a LoS ÑiÑoS A aDoRaR






COMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS ADORAR



Debemos ayudar a nuestros niños a desarrollar una fe que perdure hasta la vida adulta, es necesario que actuemos en cada etapa de su desarrollo.
Los primeros años son fundamentales para el desarrollo espiritual del niño.
Elena de White nos dice “…Las lecciones aprendidas, los hábitos adquiridos durante la infancia y la niñez, influyen en la formación del carácter y la dirección de la vida mucho más que todas las instrucciones y que toda la educación de los años subsiguientes”.

Los padres deben comprender los principios de la base del cuidado y de la educación de los hijos.


Para enseñara a los niños a adorar a Dios es recurrir a la curiosidad natural que caracteriza esa etapa. Debemos referirnos a Dios como el creador mientras paseamos por el campo, cuando le leemos libros con ilustraciones o cuando visitamos el jardín zoológico. Producen resultados importantes para el desarrollo emocional e intelectual del niño. Y queda registrado para siempre en su memoria.

Cuando el niño llega a la edad de 3 o 4 años expresa pensamientos y sentimientos cuando juega. Es un buen momento para estar más cerca de ellos.
A los 6 años están en condiciones de invitar a Jesús para que sea su Amigo de toda la vida.
El niño a los 7 u 8 años comienza a hacer preguntas más profundas. Sus preguntas y dudas le ayudan a madurar y encontrar sus propias respuestas. Y cuando la descubren, al estudiar las Sagradas Escrituras o al conversar, se estarán equipando mejor para servir a Dios por decisión propia y libre.


Cuando el niño llega a los 9 ó 10 años de edad comienzan a hacer preguntas como “¿Y si…?” ”¿Y si Jesús no hubiera muerto?” “¿Y si esto o aquello hubiera sucedido?” “¿Y si esto o aquello no hubiera ocurrido?
Durante esa etapa nuestros hijos tratan de ubicarse en el mundo. Es el momento de ayudarlos a encontrar esa identidad en el Señor Jesús, dedicándoles tiempo, cuidado y oración.
Debemos estar siempre atentos a los indicios de su progreso hacia la madurez moral y espiritual; y conviene que estemos cerca de ellos a fin de ayudarlos en esta etapa de la vida.


Siempre debemos buscar formas de demostrar nuestro amor, que es la expresión más parecida que podemos tener del verdadero amor que fluye de nuestro Padre celestial hacia todos sus hijos.


***Mayrita***